October 11, 2023

Ellas quieren y, sobre todo, tienen derecho a aprender l Girls want to and, most importantly, have the right to learn!

Girl Voices, Stay Updated

By Paola, AGIP Girl Advisor (2023-2024)

Al momento de experimentar mi menarquia (primera menstruación), la única “información” de la que disponía eran los conocimientos básicos transmitidos por mi madre sobre la forma de colocar una toalla sanitaria y la duración aproximada de la menstruación. Ella, como muchas mujeres, no contaba con información más detallada sobre la salud y la gestión menstrual. Leer más….

Desde temprana edad me interesé por la medicina y los temas relacionados con la salud de la mujer. Gracias a este deseo de entender y conocer mejor mi cuerpo, pude informarme cada vez más. Más tarde, debido a un proyecto escolar en el 2021, investigué más sobre la educación menstrual de las niñas y adolescentes y noté que no sólo fui yo quien sintió confusión con la experiencia de la menarquia, sino que muchas niñas y adolescentes a mi alrededor también estaban confundidas. Además, sus dudas no se resuelven fácilmente ya que no existe información de fácil acceso y acorde a su edad.

Durante muchos años, la sociedad nos ha inculcado una narrativa patriarcal y machista sobre la menstruación y nuestros cuerpos. La menstruación, a pesar de ser un proceso natural en el cuerpo de las mujeres y de las personas con útero, sigue siendo un tabú sobre el que no se habla.  

Las niñas y adolescentes no disponen de información real, adecuada a su edad y de fácil acceso. Muchas niñas y adolescentes viven su menarquia (primera menstruación) con información básica, principalmente de carácter biológico, vinculada a temas reproductivos, tabúes y prejuicios.

La mayoría de las niñas y adolescentes no reciben información adecuada sobre los cambios que experimentarán durante la pubertad y, por tanto, viven su crecimiento con dudas y miedo. A largo plazo, el hecho de no sentirse seguras en su propio cuerpo las hace más propensas a sufrir vulneraciones que pueden repercutir negativamente en ellas.

Nicaragua no es una excepción a esta realidad. Los núcleos familiares nicaragüenses abordan el tema desde sus propias experiencias, creencias y miedos, lo que perpetúa el traspaso generacional de desinformación sobre la menstruación y las niñas y adolescentes no reciben la orientación adecuada.

En mi país, la implementación de la educación menstrual aún es una deuda pendiente con la niñez y la juventud. La salud menstrual es una necesidad latente pero invisibilizada y no atendida. Ante esta situación, decidí emprender una iniciativa social de educación menstrual para niñas y adolescentes llamada Menarca la Monarca y convertirme en educadora menstrual. Desde que inicié este proyecto, de manera autónoma, he realizado una formación virtual constante en cursos especializados sobre la menarquia y la menstruación.

En mi camino como educadora menstrual y realizando talleres de educación menstrual he logrado identificar cuál es la realidad de las niñas y adolescentes con las que he compartido. A través de la evaluación de los talleres, es evidente qué su conocimiento sobre la menstruación proviene de dicha desinformación y prejuicios.

Al ser un tema tabú, al principio se puede notar cómo empiezan a incomodarse al hablar de las partes de sus cuerpos y de sus cambios durante la pubertad, pero aun así, muestran mucha atención y curiosidad al respecto. Poco a poco, van adquiriendo confianza para preguntar y lo que más suelen preguntar es sobre la veracidad de las creencias y mitos que han escuchado en sus entornos.

Los mitos que más se repiten son sobre la relación entre menstruación y reproducción; las niñas y adolescentes asocian la menstruación con la posibilidad de quedarse embarazada y convertirse en mujer, ¡y no es así! Las niñas siguen siendo niñas y tienen derecho a disfrutar plenamente de su infancia y adolescencia.

Otra de las inquietudes más constantes que expresan es sobre qué pueden y qué no pueden comer durante la menstruación, muchas de las jóvenes dejan de comer alimentos como huevos o frijoles porque creen que hacen que la sangre menstrual huela mal. Todos estos mitos menstruales hacen que las niñas y adolescentes tengan una visión negativa sobre el ciclo menstrual. Sin embargo, nunca dejan de hacer preguntas y de participar activamente mientras hablamos del tema.

Puedo afirmar que las niñas y adolescentes muestran un interés genuino por comprender su cuerpo y sus cambios. Además, recibir información al respecto antes de su menarquia facilita que las niñas y adolescentes vivan este proceso sin miedo ni vergüenza por su cuerpo y, a largo plazo, que formen una visión más positiva de su cuerpo y de los procesos naturales.

De este modo, podrán tener una visión más segura de sí mismas con la cual desarrollar una relación más sana y amistosa consigo mismas. El autoconocimiento sienta las bases de la autoestima y el autocuidado, que les darán más herramientas para tomar decisiones más informadas y saludables en sus vidas. Después del taller, las niñas y adolescentes comentaron cuánto les había encantado aprender más sobre sí mismas y agradecieron que se les hubiera enseñado sobre la menstruación y cómo entender mejor sus cuerpos.

La educación menstrual es un tema que me apasiona y considero es una herramienta de empoderamiento para las niñas y adolescentes. Creo que es necesario que como sociedad empecemos a comprometernos a reconocer la importancia de implementar la educación menstrual para las niñas y adolescentes. Ellas quieren y, sobre todo, tienen derecho a aprender más sobre su cuerpo, a sentirse seguras y dueñas de sus cuerpos y de sus vidas.